Me llamo Oriana. Cuando me
adentré en el Vive Latino llevaba conmigo nueve máscaras y una cámara. El
primer límite es la máscara. La que usamos todos los días según la ocasión.
Vivimos en un mundo en el que es preferible ocultar las emociones, porque
creemos que eso nos da poder sobre los otros. Las máscaras son un símbolo
ambivalente, por un lado nos contienen (aquellas máscaras invisibles que a
veces ni siquiera sabemos si traemos puestas) y, por otro, nos expanden, pues
nos introducen en una nueva personalidad, la cuál, nos muestra otras
posibilidades del ser. Con máscaras nos atrevemos a cruzar los límites y con
máscaras marcamos límites a los otros.
Así como las serpientes
fui cambiando de piel. Dejando atrás ciertas creencias, encontrándome con la
gente, observando cómo cada uno expandía o guardaba sus límites.*
*(Este proyecto lo realizé para la Biblioteca Móvil de Alumnos 47 y después Majo y yo les enseñaremos el resultado final)
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