jueves, 4 de julio de 2013

Epílogo

Buenas, vamos a empezar a concluir el asunto. O por decirlo de otra manera: las visitas tienen sueño. O por ponernos fúnebres: vamos a colgar los tenis, o mejor pongámonos contentos y asumamos que este arroz ya se coció.

Tengo cuatro años escribiendo intermitentemente en este sitio. Este ha sido más que un diario, un espejo que pretendió muchas veces reflejar mis emociones. He amado, despedido, gritado auxilio en estas páginas virtuales. Me he permitido ser yo, sin puntos ni comas y luego regresar concienzuda y amorosamente a los puntos, a las mayúsculas, a las comas y hasta las comillas, esas usurpadoras de las palabras ajenas.

La primera entrada fue un vaso de vino y quisiera irme así también con una copa de vino en la mano y el espacio que deja la niebla del recuerdo.Ojalá que quien lea esto se sirva de la bandeja de comentarios y deje al menos un beso. Quien lo lea y deje silencio también será recordado. Todos cabemos en los puntos suspensivos porque escribir es al fin un acto comunitario.

2 comentarios:

Cronopio dijo...

Un beso, pues. De aquellos...

Gavilán Pollero dijo...

Joaquín! el otro día me encontré una foto de los dos, la amé. Besos.